miércoles, 7 de diciembre de 2011

RESPONSABILIDAD SOCIAL, TAMBIÉN ES CUIDAR NUESTRO IDIOMA ESPAÑOL

Vimos recientemente en la televisión internacional al presidente de una cadena de supermercados afirmando que el concepto de responsabilidad social empresarial no puede quedarse solo en la promoción y desarrollo de principios, valores y acciones benéficos para las comunidades que rodean a las empresas, sino que deben ir más allá hasta áreas del saber, desplegando acciones educativas prácticas y concretas que culturicen a la población en aspectos elementales como el hábito de la lectura de libros, la comprensión de la lectura, la ortografía y la escritura correctas. Resaltó que un ejemplo de responsabilidad social educativa, puede ponerse en práctica con mínimos costos con solo cuidar la calidad ortográfica y gramatical de todo el material publicitario y de comunicaciones que emitan las empresas.

Mencionamos aquí este tema porque nos parece perjudicial, desde el punto de vista educativo, que las grandes organizaciones industriales, comerciales y de servicios y para más desconcierto también las universidades, publiquen, todos los días, costosos anuncios publicitarios y comunicados colmados de toda clase de errores ortográficos y gramaticales que contribuyen a deseducar a la población. Para muestra varios botones: *La más grande cooperativa del Valle del Cauca, convertida recientemente en banco, ha repetido hasta la saciedad por todos los medios impresos y electrónicos "el día 19 y 20 los funcionarios de …" error de elemental concordancia que habría sido corregido fácilmente por "los días 19 y 20 los funcionarios de …" si la dicha cooperativa cumpliese el elemental procedimiento de ordenar una apropiada revisión ortográfica y gramatical de todas sus comunicaciones que, por cierto, son abundantes.

* En un anuncio en la prensa, de una muy prestigiosa universidad, detectamos más de 13 errores ortográficos y gramaticales, principalmente en el uso y concordancia de plurales.

* Un conocido periodista de la radio repite todos los días, hasta el cansancio, la incorrección "de acuerdo a lo que dice el ministro", consiguiendo que sus otros compañeros de micrófono eviten usar la forma culta "de acuerdo con lo que dice el ministro" .