miércoles, 10 de octubre de 2012


GRAMATINOTAS 

+ Al final de títulos y subtítulos de libros, artículos, capítulos, obras de arte no se escribe punto. 

+ Se escriben con c los verbos terminados en: ceder, cender y cibir: conceder, proceder, suceder, ascender, encender, trascender, percibir, recibir  

+ Cómo lleva tilde cuando es adverbio interrogativo ¿cómo no llamaste ayer? También en usos exclamativos: ¡cómo molestas! ~ interjección ¡cómo! ¿ya llegaste?. 

+ Dos vocales fuertes (a, e, o) seguidas, siempre conforman hiato por lo que la separación silábica de algunas palabras es: be-a-to   e-ó-li-co  pa-e-lla       pe-on-za. 

+ Solo como adverbio (solo voy por la mañana) o como adjetivo (siempre viaja solo) no lleva tilde. Norma de la RAE en la más reciente edición de la Ortografía de la lengua española.  

+ El uso culto del adverbio relativo de modo "como"
debe preferirse en las expresiones de modo, forma, manera, método. Así es correcto: me gusta la forma (manera) como cantas, ella me explicó la forma como quería el vestido. La construcción en que se considera inapropiada. 

+ Se escriben con “b” las palabras terminadas en bilidad: posibilidad, visibilidad, habilidad, responsabilidad. Algunas excepciones: civilidad, movilidad, pasividad. 

+ Curri, dandi, derbi, panti, penalti, sexi, poni, son  las formas españolas apropiadas de sus correspondientes que terminan en "y" en la lengua inglesa. 

+ Aquí, ahí, allí, acá, allá, así, ahora, entonces, ayer, hoy, mañana se consideran pronombres o adverbios demostrativos. 

+ La abreviatura correcta en español es EE.UU. (Estados Unidos de  América) La abreviatura USA (United States of America) corresponde a la escritura en inglés. 

+ Aunque "avalancha" es voz aceptada por la RAE se debe preferir la forma "alud".  

+ Se escriben con “b” aquellas palabras terminadas en: bundo (furibundo); bunda (vagabunda). 

+ Gral. es la abreviatura correcta referida a un grado militar. En otros usos escribamos gral.
 

+ No debemos usar demostrativos masculinos (este, ese, aquel) ante sustantivos femeninos que empiezan por a tónica. Escrituras correctas: esta aula, esa ardilla, aquella aguja.

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¿Graduando la mediocridad? 

Recibimos para impresión un folleto sobre un proceso industrial en el que detectamos protuberantes faltas de Gramática y Ortografía. Al hacer la observación pertinente, nos contestaron enviándonos el escrito original que había servido de base para el material criticado. Y…¡oh sorpresa! era un trabajo de grado aprobado por una universidad de la Costa Atlántica. Aguijoneados por la curiosidad que nos produjo ese hallazgo conseguimos otros dos trabajos de grado presentados y aprobados por universidades nacionales y con una mezcla de dolor y desconcierto comprobamos la certeza de la sospecha que teníamos de que ni siquiera los trabajos intelectuales con los que nuestros profesionales, de algunas instituciones, están obteniendo sus títulos universitarios, están exentos de ese uso anodino del idioma español que, peligrosamente, es ya costumbre en muchos medios donde se trabaja con el conocimiento de las diferentes disciplinas. 

Nos afligió mucho  comprobar la cantidad, gravedad y variedad de errores gramaticales y ortográficos que contenían estos trabajos académicos porque comprobamos con ello dos nocivas realidades que deberían preocupar no solo a los directivos de las universidades donde se menosprecia el uso culto del español, sino también, a las autoridades educativas del orden nacional, supuestamente celosas guardianas de la calidad educativa de todas las instituciones que ofrecen saberes y conocimiento.  
La primera de estas verdades es que hay gran cantidad de profesores de colegios y universidades que, con espíritu facilista, privilegian el qué se dice   frente al cómo se dice, en una actitud insensata que la gran mayoría de jóvenes acoge y aplaude porque les hace más fácil la consecución de buenas calificaciones y graduarse “con menos dificultades”.  

La otra realidad, que debe producirnos más inquietud, tiene que ver con el desprecio con que muchos profesores de secundaria y algunos de universidad miran las enseñanzas relativas al idioma español, pues las consideran como áreas del conocimiento minusválidas, de menor categoría, indignas de mejor destino. En este sentido, creemos que es válido y no exagerado suponer que esta actitud es una cortina de humo que se produce, más que todo, para ocultar vergonzosas ignorancias, precarios saberes o disimuladas y nocivas simplificaciones de la responsabilidad pedagógica. 
Todo este panorama es la génesis de tanta medianía en muchísimos  profesionales universitarios, diestros en cálculos matemáticos, fórmulas químicas, hojas de cálculo, leyes físicas, códigos e idiomas extranjeros pero iletrados a la hora de escribir y comunicar algo más complejo que los trabajos de clase. 
Por fortuna, ya hay varias universidades (entre ellas la Icesi y Los Andes) que han implementado acciones pedagógicas especiales y bien estructuradas tendientes a conseguir que sus alumnos, de cualquier carrera, sean poseedores de particulares habilidades y calidades en las comunicaciones escritas y ora-les. Es un valioso y ejemplarizante esfuerzo que aplaudimos y agradecemos quienes amamos nuestra lengua, y que merece ser imitado por otras universidades.
 
Colofón apropiado para esta nota: “… pero además de esto ahi  (sic) software que te permite rastrear …” (De un comentario escrito por un Ingeniero de Sistemas de la empresa VerifID, aparecido en el muy difundido y útil boletín de lnternet “El Reporte Delta”).

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